El Yamaha TMAX cumple este mismo año su 20 aniversario, desde el 2001, el maxiscooter de los diapasones ha controlado a placer su categoría, un reinado en el que se ha visto las caras con rivales realmente competitivos, aunque quizás, no tanto como el nuevo Honda Forza 750, un modelo pensado, diseñado y fabricado con el único objetivo de acabar con su aplastante dominio. Damas y caballeros, el duelo está servido…

De vez en cuando, un fabricante lanza una moto o un scooter que revoluciona el mercado, un modelo que rompe los límites establecidos y llega a transformarse prácticamente en un objeto de culto. Este podría ser el caso de Yamaha con su familia TMAX, cuyo éxito no ha hecho más que crecer en sus dos décadas de historia. Y es que su llegada en 2001 supuso un cambio de paradigma en el mundo del scooter. El primer Yamaha YP 500 T-MAX traía consigo una serie de increíbles novedades, jamás vistas hasta la fecha en su categoría, que marcarían las líneas maestras de como debería ser un maxiscooter de gran cilindrada a partir de entonces.

Obviamente el apoyo por parte del público fue inmediato, a pesar de su elevado precio, pero gracias a sus grandes virtudes, exclusividad y a lo novedoso de su concepto, no ha dejado de ser considerado como uno de los mejores maxiscooters jamás creados. Un título que lo ha elevado prácticamente a la categoría de mito y que le ha llevado a conseguir una legión de fieles seguidores que lo anteponen a cualquier otra opción. Y eso que alternativas de calidad no han faltado durante todos estos años, la gran mayoría de ellas, incluso superiores en cilindrada y potencia al scooter de Yamaha.

Rival a medida

Una de las firmas que más ha intentado reducir de algún modo el tremendo éxito comercial de los TMAX ha sido precisamente su eterno rival, Honda. El fabricante del ala dorada lo ha intentado con máxiscooters al estilo gran turismo como el Silver Wing o el SW T 600 y, más recientemente, con un producto a medio camino entre el mundo de la moto y el scooter como fueron los incomprendidos Honda Integra 700 y 750. Esta pugna ha llegado hasta nuestros días, donde la familia de maxiscooters de Yamaha demuestra un altísimo nivel con su modelo estrella, el Yamaha TMAX 560 Tech MAX, la séptima evolución de la especie y cuyo nivel técnico y de calidad le mantienen en la cima, incluso a pesar de su elevado precio de 14.399€.

Pero Honda no se ha dado por vencida, todo lo contrario. Esta temporada llega con más fuerza que nunca y, sin duda alguna, con uno de los rivales más duros a los que se hayan enfrentado los MAX. Y es que el nuevo Honda Forza 750 es un modelo que conjuga la excelente base tecnológica del Honda X-ADV 750 -uno de los pocos maxiscooters que ha podido batallar en ventas con el modelo de Yamaha-, reinterpretada bajo los parámetros de calidad y sofisticación de la familia Forza, y con un competitivo precio de 11.350€. Por primera vez en estas últimas décadas, los de Hamamatsu nos proponen un modelo que se enfrenta de tú a tú con el Yamaha TMAX, un ataque directo por el liderato de la categoría sport turismo y para el que, más que nunca, han echado mano de su enorme poderío tecnológico.

La rivalidad entre ambos es brutal, existe un marcaje férreo entre ambos fabricantes que les ha llevado a dar forma a dos modelos muy similares en algunos aspectos. Por ejemplo, en cuanto a tamaño, nos encontramos ante dos opciones muy similares con un largo total idéntico (2.200 mm), una distancia entre ejes que se diferencia en escasamente 5 mm o unas alturas de asientos separadas por solamente 10 mm. A pesar de ello, existe una diferencia de peso importante entre ambos, una ventaja de concretamente 15 kilos en orden de marcha a favor del Yamaha que, a la hora de maniobrar en parado o en un uso continuado, se nota.

Comodidad sport

La diferencia de precio entre el Honda Forza 750 y el Yamaha TMAX 560 Tech MAX es importante, más de 3.000€ los separan.

En cuanto a posición de conducción nuestros dos invitados han optado por una opción intermedia, con un buen compromiso entre una postura que nos facilite los movimientos al conducir pero sin renunciar a un buen confort en desplazamientos de largo recorrido. Estos se traduce en una disposición con el cuerpo ligerísimamente inclinado hacia el eje delantero, eso sí, sin cargar peso sobre los brazos.

Por otro lado, nos encontraremos con unos asientos bien proporcionados, con apoyos lumbares, solventes en cuanto a mullido -hay que dejar espacio para los cofres- y con una altura respecto al suelo intermedia. A pesar de ello, a la hora de hacer pie existen bastantes diferencias. En el TMAX las formas abombadas de la zona frontal de su banqueta nos hacen abrir demasiado las piernas, lo que dificultará bastante el apoyo en parado a los usuarios con una estatura menor al 1,70 m.

En lo que respecta a la plataforma, en los dos podremos estirar las piernas hacia la parte frontal para circular más relajados o mantenerlas en ángulo recto en conducción deportiva. Todo un lujo desde el punto de vista del confort de marcha, aunque hay que reconocer que especialmente en el Yamaha el espacio no sobra, ya que el ancho de las plataformas se ve muy limitado por la amplitud de los túneles centrales.

Por último, también gozaremos de una magnífica protección aerodinámica, los escudos frontales son muy anchos -la unidad de pruebas del Honda Forza contaba con unos derivabrisas que son opcionales- por lo que la zona baja del tronco y las piernas quedan perfectamente cubiertas. En lo que a la parte alta se refiere, esta labor se delega a unas pantallas de buen tamaño, sin posibilidad de reglaje en el Honda y con regulación eléctrica en el Yamaha. Un factor diferencial en este aspecto, ya que en su posición más elevada y a alta velocidad, evita el impacto del aire en la parte alta del casco y sin generar turbulencias dentro del habitáculo del conductor.

Fueras de serie

A pesar de su filosofía deportiva, ambos invitados gozan de una magnífica protección aerodinámica y confortable posición de conducción.

Precisamente desde esta posición de privilegio tendremos acceso a infinidad de gadgets concebidos para hacernos la vida más confortable. En este aspecto cabe destacar la labor llevada a cabo por el scooter de Yamaha que, en su sofisticada versión Tech MAX nos obsequia con lujos muy poco habituales de serie como la calefacción para los puños y el asiento del conductor, o el sistema de control de velocidad. Los que sumados al accionamiento eléctrico de la pantalla, convierten a esta versión del TMAX en uno de los maxiscooter mejor dotados del segmento, a un nivel comparable al de los mejores gran turismo de la categoría.

Honda nos propone un producto más contenido en cuanto a equipamiento, sin duda, con el objetivo de ofrecer un precio final muy competitivo. A pesar de ello no es, ni mucho menos un modelo sencillo en ese aspecto. De hecho, uno de los puntos más destacables del Forza es su cuadro de instrumentos, una pantalla TFT a color que integra un completísimo ordenador de a bordo que no solo aporta una cantidad enorme de información, sino que también actúa como centro de control para las numerosas opciones electrónicas que nos aporta este modelo. Frente a él, el cuadro de instrumentos del TMAX se ha quedado bastante desfasado, es obvio que muchos usuarios todavía prefieren la información analógica -algo muy comprensible-, pero cuando hablamos de visibilidad y de gestionar todos los parámetros disponibles, hay que reconocer que la pequeña pantalla LCD del Yamaha es claramente inferior a la de su rival.

Para acceder a todos los datos y opciones disponibles, ambos invitados cuentan con unas piñas de conmutadores plagadas de botones y pulsadores que resultan muy fáciles de operar sin la necesidad de soltar las manos del manillar. Eso sí, la cantidad de botones es tan alta y están tan juntos que nos llevará algún tiempo aprendernos su posición y accionarlos sin echar un vistazo previo. En este sentido, Honda nos propone una muy buena alternativa a su accesibilidad, ya que podremos enlazar nuestro móvil con el scooter mediante Bluetooth y, con la ayuda de un intercomunicador que deberemos comprar aparte sino tenemos uno ya, podremos controlar funciones como llamadas, mensajes o navegación mediante comandos de voz.

Full Equip

El tablier TFT a color del Honda Forza 750 es otra historia, superior en información, visibilidad y, sobre todo, tecnología.

Otro aspecto en el que destacan nuestros invitados es en el nivel tecnológico de su equipamiento, con detalles como los sistema de llaves de proximidad -nos simplifican mucho las cosas y al mismo tiempo aumentan la seguridad ante un posible robo- o la iluminación  Full-LED, en particular, en lo que se refiere a las ópticas anteriores, cuya excelente efectividad pudimos comprobar muy bien por autopista y en conducción nocturna. El resto de componentes que forma el apartado de iluminación también emplean esta misma tecnología, lo que supone una ventaja tanto en visibilidad, como en el ahorro de energía.

Pero junto a ellos tampoco faltan soluciones que aunque más comunes no dejan de ser muy prácticas en el uso diario. Con ello nos referimos a elementos como los caballetes laterales y centrales -este último muy fácil de colocar en cualquiera de los dos a pesar de su volumen y peso- y unos accesibles frenos de parking de tipo palanca, colocados en los manillares. Dado el peso de nuestros invitados, resultan muchas veces imprescindibles tanto a la hora de estacionar sobre la pata de cabra como al parar en una pendiente y que, por cualquier motivo, debamos soltar las manos del manillar.

La capacidad de carga es un aspecto muy bien solucionado, aunque ni mucho menos nos encontramos ante los maxiscooters más capaces del mercado. No obstante, no hay que restarles mérito, ya que conseguir el espacio suficiente para incluir un habitáculo bajo el asiento que nos permita guardar un casco integral y algo más, tiene mérito en unos maxiscooter como nuestros invitados.

De hecho, este es uno de los argumentos que más nos ha gustado del Forza en comparación al anterior Integra que, aunque se ha visto obligado a sacrificar la altura de la llanta posterior -para nada es una gran perdida-, la funcionalidad que obtenemos con un cofre de ese tamaño compensa sobradamente. Como cabría esperar, accederemos a ellos eléctricamente gracias a los sistemas Smart Key (lo mismo que al depósito de gasolina) y, en cuanto a valoraciones, se echa en falta un mejor ajuste una vez cerrado, una luz de cortesía más potente y un tapizado interior que evite rayadas en el casco, en el caso del Forza.

Como colofón, también tendremos a nuestra disposición una guantera en los dos situadas en el lado derecho del contra escudo. Un elemento muy práctico tanto a la hora de rutear como en el día a día, sobre todo a la hora de tener a mano la cartera -por ejemplo para pagar los peajes- o el mismo móvil. Respecto a este último, solo en el caso del TMAX podremos recargarlo y tenerlo a mano en macrha gracias a la toma de corriente que hay en su interior, ya que en el caso del Forza se encuentra, como ya sucede en los X-ADV, en el interior del cofre. Es cierto que dada su conectividad y si aprovechamos la opción de los comandos de voz tampoco es imprescindible, además, cuenta con una moderna conexión USB tipo C que, en un futuro no muy lejano, será la conexión estñandar en el mercado.

Marcaje férreo

Nuestros invitados nos solo sorprenden por su comportamiento, a nivel de equipamiento son unos auténticos super dotados.

El magnífico nivel observado en su equipamiento general se mantiene a nivel técnico, en realidad, este es el aspecto que más los diferencia de los scooters convencionales y, al mismo tiempo, los hace tan parecidos a las motos en muchos aspectos. Comenzando por sus bastidores (doble viga de aluminio en el caso del TMAX y multitubular de acero en el Forza), nuestros invitados emplean un auténtico arsenal de muy buenas soluciones que les confieren un comportamiento muy por encima de la media.

Destacan en aspectos como las suspensiones, donde ambos montan unas horquillas invertidas (en el caso del Honda la reconocida SFF-BP), fijadas al chasis mediante una doble tija, con idéntico diámetro de barras (41 mm) y recorrido (120 mm). Mientras que en la parte posterior se decantan por un amortiguador sujeto por bieletas con un recorrido de 117 mm en el Yamaha y de 120 mm en el Honda. Respecto a la frenada, ambos están dotados con un par de discos de 310 mm en el caso del Forza y 267 mm en el TMAX, acompañados por pinzas de 4 pistones y anclaje radial. En tanto que en el eje posterior la alternativa elegida es un disco del 240 milímetros en el scooter de Hamamatsu y de 282 en el de Iwata, los dos, complementados por una pinza de simple pistón y su correspondiente sistema antibloqueo de frenada ABS que también se extiende al tren delantero.

Las similitudes entre ambos también se trasladan a las medidas de llantas y neumáticos utilizados, en concreto en lo que se refiere al tren posterior donde los dos emplean una llanta de 15 pulgadas con un neumático de tamaño 160/60. Con respecto al eje anterior, la selección dista mucho de ser la misma, Honda mantiene su apuesta por una llanta de 17” en lugar de las 15” más comunes, una elección que data de la familia Integra y que, dado los buenos resultados obtenidos, ha sido todo un acierto.

Mecánica y electrónica

El Honda Forza 750 y Yamaha TMAX 560 Tech MAX son muy similares en algunos aspecto, por ejemplo, las horquillas tienen un tamaño y recorrido idénticos.

De los distintos apartados que los forman, el mecánico posiblemente sea el que más los diferencia. Es cierto que existen puntos en común como la colocación central de los motores, su configuración bicilíndrica paralela con los cilindros inclinados hacia delante o que los dos cumplen sobradamente la homologación Euro5 de emisiones, pero a partir de ahí, existen cambios importantes como su cilindrada (562 cc frente a 745 cc) o la distribución (DOHC en el Yamaha y SOHC en el Honda). Esto, lógicamente, arroja unas cifras de potencia y par motor bastante favorables al Forza 750 (58,6 CV a 6.750 rpm y 7,03 kgm a 4.750 rpm), cuya relación peso potencia es sensiblemente mejor al TMAX que, sin embargo, entra dentro de la categoría A2 sin necesidad de ningún cambio o versión (47,6 CV a 7.500 rpm y 5,6 kgm a 5.250 rpm).

Mecánicamente son unos verdaderos prodigios, pero si hay algo que cambie radicalmente su comportamiento y los haga únicos por la forma de aprovechar todo el potencial que son capaces de desarrollar, eso son, sin lugar a dudas, sus sofisticados mecanismos de transmisión. El TMAX mantiene su confianza en su reputado cambio automático CVT con embrague multidisco en baño de aceite, mientras que el Forza lo hace por su no menos prestigioso cambio DCT de 6 velocidades y doble embrague, con posibilidad de uso tanto en modo automático como en manual-secuencial. La transmisión final del Honda es por cadena y el Yamaha se decanta por una mayor durabilidad y menor coste de mantenimiento empleando la correa dentada.

Como buenos scooters de última generación, todo este poderío mecánico y tecnológico se refuerza con una compleja y eficiente gestión electrónica que, por un lado, les hace ganar en eficiencia y rendimiento y, por otro, nos aporta en ambos casos una buena variedad de modos de uso. En el caso concreto del TMAX disponemos del conocido sistema D-Mode dividido en el modo T (más suave) y el modo S (deportivo), mientras que el Forza lleva este apartado a un nuevo nivel, más parecido al de una moto de gama alta.

Cuenta con hasta tres modos preestablecidos llamados Standard, Rain y Sport que no solo actúan sobre la entrega de potencia y el control de tracción como en el Yamaha, sino también, sobre aspectos como el freno motor o el tipo de transmisión. Además, posee un cuarto modo denominado User que es muy práctico, ya que gracias a él podremos ajustar los distintos niveles de cada uno de los parámetros a nuestro antojo, pudiendo acceder rápidamente a esta configuración con tan solo apretar un botón.

Los mejores del momento

La diferencia de potencia entre el Honda Forza 750 y el Yamaha TMAX 560 Tech MAX es concretamente de 11 CV.

Con todo ello, tenemos a nuestra disposición dos modelos muy versátiles y polivalentes en cuanto a comportamiento. Altamente solventes en ciudad, aunque es en carretera donde pueden desarrollar su extraordinario potencial, capaz de sacarle los colores a más de una moto de gran cilindrada. Es cierto que no son especialmente ligeros, pero su arquitectura, que recuerda a la de una moto por sus motores centrales, rígidos bastidores, sólidos basculantes y horquillas con anclaje doble tija, les permiten comportarse de forma impecable en todo momento.

En tramos revirados se sienten como en casa, demostrando una muy buena sintonía entre bastidor y suspensiones en ambos casos, con un talante más consistente en el caso del Yamaha y una mayor progresividad general en el Honda. Como siempre, del TMAX destacaríamos su agilidad en los cambios de peso y la velocidad de entrada en el viraje, mientras que del Honda Forza nos sedujo el aplomo de su tren anterior y su precisión y estabilidad en las trazadas.

A nivel motor la respuesta es impresionante en los dos, a pesar de sus dos modos de uso, la conducción del TMAX no deja de ser la de un scooter y, aunque sencilla no significa que no pueda llegar a ser muy excitante. Empuja desde parado como un demonio y tiene una curva de potencia muy llena en todos los rangos de revoluciones, tracciona muy bien en la salida de las curvas y, solo en las frenadas, se echan en falta, en ocasiones, un poco más de retención.

Honda Forza 750 y Yamaha TMAX 560 Tech MAX ofrecen una conducción muy diferente; el Yamaha es fiel al estilo scooter, mientras que el Honda se asemeja a una moto.

El Forza es otra historia, muy moto en este sentido, la posibilidad de reducir marcha incluso en los modos automáticos es un hecho diferencial, además, su capacidad de retención es infinitamente mayor, lo que descarga mucho trabajo a los frenos en la entrada de los virajes. Los modos de conducción están muy bien configurados en sus distintos parámetros y se adaptan de maravilla a los usos establecidos, pero la posibilidad de configurar el modo User a nuestro gusto o, más importante aún, el hecho de poder conducirlo en un modo manual-secuencial y tener pleno control sobre el cambio, es un aliciente que sin duda gustará a los amantes de la conducción.